Amazonizar Bolivia 19.11.19// Este 18 de noviembre, en su 177 aniversario de la creación del departamento del Beni, el Obispo, Mons. Julio María Elías, desde la Catedral de la Santísima Trinidad, imploró al Señor la pacificación de Bolivia, reiterando el llamado de la Conferencia Episcopal a deponer actitudes de violencia, motivando a la reconciliación, paz, unidad y amor como también lo pide Dios en las lecturas de este día.
Mons. Julio María animó a poner la confianza en Dios por un futuro promisorio para Beni, basado “en el trabajo, la libertad y la unión”.
Hizo referencia al Sínodo Amazónico, celebrado entre el 6 y 27 de octubre en Roma, en el que participó el Vicariato Apostólico del Beni, convocando a una conversión ecológica, pastoral, sinodal y cultural.
Ante la realidad que vive el país “Dios nos ha pedido: “Tengan un mismo amor, un mismo espíritu, un único sentir y no hagan nada por rivalidad o por orgullo. Que la humildad los lleve a estimar a los otros como superiores a ustedes mismos, sin buscar su propio interés sino el de los demás”, expresó.
Asimismo reiteró el llamado de la CEB, condenando los actos de violenta confrontación y a deponer actitudes de violencia.
“Frente a la dolorosa situación presente, tengamos los mismos sentimientos de Jesucristo de reconciliación, paz, unidad y amor, y entreguemos nuestra vida por el Beni y Bolivia.”, exhortó.
HOMILIA DE LA FIESTA DEPARTAMENTAL DEL BENI
18 de Noviembre del 2019
Queridos hermanos en el ministerio episcopal y sacerdotal, y hermanas en la vida religiosa.
Excma. Sra. Presidente Constitucional de Bolivia, Jeanine Añez Chávez, presente espiritualmente en esta celebración.
Estimadas autoridades departamentales, nacionales y municipales.
Queridos taitas y mamas del Cabildo Indigenal Trinitario.
Amadísimos hermanos y hermanas del Beni:
El 177 aniversario de la creación de nuestro Departamento del Beni nos ha reunido en nuestra iglesia madre, la catedral de la Santísima Trinidad, para encontrarnos en la Eucaristía con Jesucristo, triunfador del pecado y de la muerte, y, teniendo sus mismos sentimientos, dar gracias al Padre por el Beni, tierra que es y será para Bolivia “promesa de ventura, paz y unión”.
Y esta efemérides departamental de este año 2019, que nos tiene en torno a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía en la fiesta de la dedicación de las basílicas de San Pedro y San Pablo, la estamos celebrando, después de haber vivido del 6 al 27 de octubre en Roma, presididos por el Santo Padre Francisco, la Asamblea extraordinaria del Sínodo de los Obispos de la Panamazonía, en la que hemos participado 12 obispos de Bolivia, y un laico indígena de Moxos, animador religioso, teniendo presente el lema: “Amazonía: Nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral”. Nuestra Iglesia en el Beni, que forma parte de la Amazonía, a partir del Sínodo está comprometida a transitar los Nuevos Caminos de Conversión Pastoral, de Conversión Cultural, de Conversión Ecológica y de Conversión Sinodal.
La Palabra de Dios, que hoy ha sido proclamada, nos debe llevar a que, habiéndola escuchado, pongamos nuestra confianza en Dios y en la realización de su Reino en el Beni, esperemos en El y en un presente y futuro promisor de nuestro Departamento basado “en el trabajo, la libertad y la unión”, y amemos al Padre de nuestro Señor Jesucristo y Padre nuestro y a todos quienes tienen el privilegio de tener la tierra beniana como su madre por nacimiento o adopción.
En la primera Palabra de nuestra Eucaristía – Te Deum, tomada de la carta del apóstol San Pablo a los Filipenses, ante la realidad que estamos viviendo en Bolivia de odio, de violentos enfrentamientos y de racismo, Dios nos ha pedido: “Tengan un mismo amor, un mismo espíritu, un único sentir y no hagan nada por rivalidad o por orgullo. Que la humildad los lleve a estimar a los otros como superiores a ustedes mismos, sin buscar su propio interés sino el de los demás. Tengan entre ustedes los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús” (Fil 2, 1-5). Esta petición, que el Señor nos ha hecho en esta celebración, nos llevó a los obispos de Bolivia a hacer, el 16 del presente mes, por medio de la Secretaría de la Conferencia Episcopal Boliviana, una condena de los actos de violenta confrontación, que han generado luto y dolor entre hermanos, y un llamado urgente a deponer actitudes de violencia. Estas son las palabras vertidas:
“Una vez más, condenamos estos hechos y hacemos un urgente llamado a deponer actitudes de violencia. La vida es un gran don de Dios y no podemos disponer de ella. Nadie es dueño de la vida.
“Llamamos al Gobierno Nacional a deponer actitudes de violencia excesiva contra los sectores movilizados y a esclarecer rápidamente las responsabilidades de todas las muertes acaecidas en estas tres semanas.
“Exhortamos a los movimientos sociales a manifestar sus demandas sin violencia y sin amenazas a la vida de los demás. A los que tienen autoridad sobre los grupos movilizados les llamamos a la responsabilidad con el país y a promover actitudes pacíficas.
“Llamamos a todos a dar señales de disponibilidad para resolver, a través del diálogo, las diferencias que nos dividen. Los bolivianos debemos ser capaces de consensuar unas nuevas elecciones libres para que el pueblo decida su futuro, en condiciones de transparencia y confianza, y en un verdadero espíritu de respeto a todos.”
En el Evangelio proclamado, queridos hermanos y hermanas, Jesús, después de haber alabado a su Padre y nuestro Padre, “porque, habiendo ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes, revelándolas a los pequeños” (Mateo 11, 25) y manifestado: “todo me ha sido dado por el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquél a quien el Hijo se lo quiera revelar” (Mateo 11, 27), nos ha dicho: “Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, que soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana” (Mateo 11, 28-30).
Esto es lo que vamos a hacer ahora viviendo la Eucaristía y alimentándonos del Cuerpo de Cristo. Sólo, desde un unirnos a Jesucristo en su acción de gracias al Padre y que su carne y su sangre se hagan carne y sangre nuestra en la Comunión, será posible que, frente a la dolorosa situación presente, tengamos los mismos sentimientos de Jesucristo de reconciliación, paz, unidad y amor, y entreguemos nuestra vida por el Beni y Bolivia.
Que nuestra Mamita de Loreto, patrona y reina del Beni, y los apóstoles San Pedro y San Pablo, nos acompañen en el caminar, con esperanza, hacia la pacificación de nuestro país y a tener prontas elecciones, elecciones libres, pacíficas y transparentes.
¡Viva el Beni!.