Bajo este precepto se desarrolló el tercer conversatorio “Amazonia y pueblos indígenas frente al COVID-19” un espacio de análisis y diálogo promovido por la REPAM Bolivia y el Centro de Promoción del Laicado “Ricardo Bacherer” CEPROLAI este tres de septiembre a través de la plataforma zoom.
¿Cómo vivieron la pandemia del COVID-19 las comunidades indígenas de la provincia Ñuflo de Chávez y Guaraya? Ernesto Morales secretario ejecutivo de CARITAS en esa región, tomó como pilares de su exposición, los ámbitos: legal, económico, social, salud, ecológico y cultural religioso.
En el ámbito legal surgió un descontento generalizado, afirmó Morales, que derivó en el enfrentamiento con policías y militares que pretendían hacer cumplir la cuarentena en la región. Mientras que refiriéndose al ámbito social el expositor, destacó las múltiples manifestaciones de solidaridad: personal, familiar, corporativa e institucional.
En el área urbana se presentaron iniciativas de solidaridad como la de sacar una mesa con un letrero que decía “Deja algo y llévate algo” así la gente cambiaba yuca por fideo, por ejemplo.
Respecto al ámbito económico, los migrantes que abandonando sus regiones se trasladaron a la ciudad buscando una “mejor calidad de vida”, retornaron a sus comunidades a vivir de la naturaleza (yuca, plátano, pescado, urina) donde el alimento no escaseaba.
En medio de un sistema de salud colapsado, los denominados “ángeles del COVID” médicos y voluntarios provenientes de la ciudad de La Paz, llevaban a los hogares medicina. Sin embargo, el rescate del uso de la sabiduría ancestral manifestada a través de la medicina natural permitió a las comunidades hacer frente a la pandemia a través de la utilización de plantas medicinales.
Finalmente, el cierre de templos, la falta de la comunión fraterna generó especialmente en la población adulto mayor un sentimiento generalizado de desolación, tristeza y desánimo que llevó a muchos a preguntarse ¿qué quiere Dios enseñarnos con esta situación? Hemos sido destructivos y depredares con la naturaleza y tenemos que cambiar afirmaban algunos.
La misionera del Vicariato de Pando, Ciria Mees, a su turno, dio cuenta, de la experiencia que les tocó vivir a las comunidades que atraviesan este tiempo de pandemia en medio de muchas limitaciones en un aparente abandono del gobierno nacional, falta de medicina, de atención sanitaria y limitados medios de comunicación en regiones en las que no llega la señal de internet e incluso no tienen electricidad.
A muchas comunidades no le llegó información referida a la prohibición de concentración de personas en eventos culturales, deportivos, festivos, políticos o religiosos por lo tanto ellos no dejaron de reunirse los domingos eso les dio fuerza como familia y comunidad para seguir adelante.
Las personas más afectas fueron las que se trasladaron a la ciudad porque quienes viven en sus comunidades enfrentaron la pandemia experimentando con el uso de plantas medicinales.
En la región todavía se vive la cultura del velorio por tanto las personas preferían ocultar la razón de la muerte de su ser querido para poder despedirlo y enterrarlo.
Los puntos que destacaron en el espacio de diálogo realizado en dos salas virtuales fueron los siguientes:
• La comprensión de la fragilidad de la estructura de la “medicina científica” frente a la “medicina tradicional” permitió que las comunidades afrontaran la crisis sanitaria a través de la revalorización de sus saberes ancestrales.
• Se vivió un sentimiento generalizado de abandono del Estado al punto de sentirse huérfanos, liberados a su suerte con la única ayuda de la naturaleza. La ironía radica en que el 20% del oxígeno del planeta proviene de la Amazonia y su gente moriría por falta de oxígeno.
• Como bolivianos, necesitamos sentirnos orgullosos de ser herederos de los saberes ancestrales, se hace imprescindible recuperar su riqueza sin pensar que esto implica un retroceso ya que las plantas medicinales son altamente apreciadas por las grandes empresas farmacéuticas en el mundo.
• Existe temor al consumo de medicamentos químicos, nuestros pueblos originarios prefieren sus infusiones de hiervas, en occidente (eucalipto, matico, manzanilla, wira wira) en oriente (evanta, canelón, roble y guayaba) riqueza de la medicina tradicional.
• Para atender el tema de salud y educación se sugiere que a nivel de pueblos indígenas se conforme un organismo fortalecido a través de la participación de la Iglesia y la pastoral indígena de los vicariatos, organizaciones sociales involucradas, además de la potenciación de liderazgos indígenas para mejorar la situación.